Beatriz Rossi, compañera de un desaparecido: “En Argentina hay situaciones iguales a las de la dictadura”
Juan Gregorio Salcedo, Goyo, fue detenido en la casa de su madre el 12 de junio de 1976. Tenía 29 años. Nunca se conoció su paradero


Ningún país había hecho lo que ese año hizo Argentina. El 22 de abril de 1985, los nueve militares que integraron la Junta Militar se sentaron a responder por sus crímenes delante de un tribunal civil. Habían pasado apenas dos años del retorno de la democracia, pero una sociedad llena de valor exigía saber cuanto antes cuál había sido el destino de los más de 30.000 desaparecidos que había dejado el aparato de terror entre 1976 y 1983. Uno de los detenidos-desaparecidos fue Juan Gregorio Salcedo, conocido como Goyo. Cuatro décadas después del inicio del Juicio a las Juntas, Beatriz Rossi (Buenos Aires, 77 años), quien fue su esposa, comparte sus recuerdos sobre esa trágica parte de la historia argentina que le tocó vivir.
El drama de la época revive en su memoria mientras conversa con este periódico alumbrada por los rostros de Juan Domingo y Evita Perón, que la observan desde los muros del restaurante Perón Perón en el centro de Madrid. El 12 de junio de 1976, Goyo fue secuestrado por las autoridades en la casa de su madre, en un operativo ilegal. Tenía 29 años. Un mes después, la dictadura asesinó a su cuñado, Edgardo de Jesús Salcedo, uno de los 18 jóvenes que participaron del Operativo Cóndor, una acción simbólica que forzó el aterrizaje de un avión en las Islas Malvinas, en 1966. Edgardo fue uno de los que plantó la bandera nacional y cantó el himno argentino sobre el suelo austral.
Pregunta: ¿Cómo se conocieron con Goyo?
Respuesta: Mirá, fue muy particular. Le dije a un amigo mío, que había sido mi primer novio, ¿no me podés conectar con alguien? Yo sabía que él militaba. Y bueno, me conectó, y mi responsable era Goyo. Estoy hablando de los años 1971, 1972. Argentina venía muy movida, con el peronismo proscrito. Yo tenía inquietudes porque las cosas no estaban bien.
P. ¿Cómo era la militancia política en esa época?
R. Cuando nos conocimos con Goyo empezamos a militar juntos. Hacíamos territorio, es decir, militar en el barrio. Veíamos las necesidades para tratar de satisfacerlas… hambre, educación. Y bueno, dar conciencia política. Obviamente, es el objetivo de la política. Y, además, lograr la justicia social, que la gente fuera consciente de cuáles son sus derechos.
P. ¿Cómo fue la desaparición de Goyo?
R. Fue horrible. Lo fueron a buscar a la casa de la madre. Solo estaban sus sobrinos, la mayor tenía 11 años. Vino el ejército y se lo quiso llevar. Goyo corrió y quiso saltar por una pared para escaparse y la sobrina le quiso atar los cordones de los zapatos. En esa época se usaban muchos zapatos negros. Y lo puso sobre los hombros. Pero igualmente los militares lo alcanzaron y se lo llevaron. A su hermano mayor, Edgardo, lo fusilaron.

P. Cuénteme cómo era Goyo…
R. Era una sonrisa. Tenía una sonrisa hermosa. Muy apasionado, muy peronista. Porque ellos [los Salcedo] eran todos de familia peronista, desde el padre, la madre. La marcha peronista se cantaba como se rezaba el rosario. Nosotros leíamos al Che Guevara, a John William Cooke, y obviamente que leíamos a Perón, primero a Perón.
P. ¿A dónde se lo llevaron?
R. Nunca apareció. Yo fui la querellante porque era el único familiar directo de él, ya en la época de Cristina y Néstor Kirchner. Lo que suponemos con la familia es que lo mataron, porque generalmente se detecta dónde puede haber estado un desaparecido por presos que sobrevivieron, y a él no lo vio nadie.
P. ¿Cómo fue su experiencia en el juicio?
R. Yo tenía que abrir el juicio, por haber sido la esposa de Goyo. Pero la que declaró fue Maria Mirtha, la sobrina que estuvo presente en el secuestro. Ella es fuerte, muy fuerte. Cuando terminó, se fue así y le dijo a cada uno: “Usted, usted y usted. Los Salcedo queremos saber dónde está mi tío”. Se lo dijo así en la cara.
P. El presidente Javier Milei ha empezado a desfinanciar esos lugares de memoria histórica…
R. Ahora tenemos esta lacra. Están desmantelando todo. Porque las madres tienen datos científicos. Tienen científicos que trabajan para determinar la identidad de un niño o de un desaparecido hasta por la sangre de la abuela. La ex ESMA yo la visité. Cuando entrás ahí, es un viaje a la muerte porque te invade. Hasta escuchas los gritos, porque se supo lo que hacían, la manera de torturar.

P. ¿Por qué cree que el Gobierno está tratando de disputar la verdad histórica? Ha llegado a cuestionar el número de desaparecidos…
R. Porque ellos son negacionistas. Están en contra de que los militares estén presos. Al contrario, ellos dicen que lo que hay que hacer es poner presos a los que fueron militantes, que más de uno está desaparecido. Bueno, primero decinos dónde están y después les hacemos un juicio, porque ustedes [los militares] están teniendo un juicio justo. Ellos no tuvieron un juicio justo.
P. ¿Cree que ante tantos problemas institucionales, el pueblo va a defender la memoria histórica? ¿Qué sintió cuándo vio la manifestación del pasado 24 de marzo?
R. Fue multitudinaria, porque hasta ahora nunca se había hecho la marcha unificada. Se hacía, por un lado, el peronismo, por otro los radicales, los sectores progresistas… y la gente común, porque ves a la mamá con el cochecito que no está en ninguna agrupación. Pero esta vez, por primera vez, se hizo unificada porque el enemigo es clarísimo y es uno solo: Milei.
P. ¿Siente miedo con lo que está pasando en Argentina?
R. Totalmente. Hay situaciones que son exactamente iguales a las que sucedían durante la dictadura.
P. ¿Por ejemplo?
R. Que no se pueda manifestar, que te detengan por estar manifestando y te tengan 20 días preso. Le están quitando a la ciudadanía el derecho de expresarse. Las paritarias [negociación entre los sindicatos y los empleadores] ya no existen. Por otro lado, la manera que están despidiendo gente, vaciando hospitales. A los jubilados les han sacado los medicamentos que tenían gratuitos, todo lo que conseguimos a través de la lucha con Néstor Kirchner y Cristina [Fernández de Kirchner]. Hay jubilados que, si son un matrimonio que tienen que tomar el mismo medicamento, un día lo toma uno, y el otro día el otro. Y lo que han hecho en la ex ESMA...
P. Para usted, ¿quién es Javier Milei?
R. Milei para mí es un experimento, es un experimento global de la ultraderecha, que lo plantaron ahí. Fíjate lo que es Donald Trump anaranjado diciendo boludeces, como dice uno norteamericano, el otro es argentino, pero no tienen mucha diferencia.
P. ¿Qué les diría a esos jóvenes que votaron a Milei?
R. Mira, echarles la culpa no les echaría, porque a un joven cuando vos no le das lo que necesita y cuando no tiene una base ideológica y convicciones políticas… Les hablan de libertad, y un tipo que suelto, que canta, que hace cosas graciosas. Y bueno, ¿qué sé yo por qué? Creo que también tiene que ver con la familia.
P. ¿Por eso Milei ganó las elecciones?
R. Tiene mucho que ver con lo mal que informamos nosotros. Si nosotros hubiéramos informado bien, si hubiéramos actuado bien, si le hubiéramos dado a la gente lo que la gente realmente necesitaba, él no hubiera ganado. Pero no se lo dimos. No satisficimos las necesidades de la gente.
P. ¿Cómo se está respondiendo a Milei?
R. Yo creo que estamos respondiendo muy mal. Estamos mostrando desunión. Estamos viendo a Cristina [Kirchner] por un lado, a Axel [Kicillof, el gobernador de la provincia de Buenos Aires] por el otro, Máximo [Kirchner] diciendo otra cosa. Y yo, honestamente, no sé a quién voy a votar. No sé, porque no me como más sapos. Para mí, votar a Sergio Massa fue un sapo. ¿Y a Alberto? Ni te cuento.
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