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Zelenski tropieza con su plan de levantar un gran cementerio militar de Ucrania

La construcción del ‘Arlington ucranio’, cuestionado por los tribunales y por el Consejo de Europa, queda bloqueada al incumplir múltiples leyes y destruir un espacio natural protegido

Katerina Priatnekova (izq.) y Kalina Lukashenko, en la carretera de al cementerio nacional de la guerra de Ucrania, el 18 de mayo.Foto: Luis De Vega Hernández
Cristian Segura

La concejal de Marjalivka Katerina Priatnekova se considera tan patriota como el que más. Por eso, explica, está en contra de la construcción en su pueblo del gran cementerio militar nacional de Ucrania. Priatnekova no está sola, los 1.500 ciudadanos de este municipio de la provincia de Kiev se han movilizado para que el Gobierno no levante en su bosque uno de los proyectos estrella del presidente, Volodímir Zelenski: el Arlington ucranio, un camposanto a semejanza del gran cementerio de héroes de guerra de Estados Unidos, con capacidad para 100.000 tumbas y 50.000 nichos. “El cementerio no se construirá porque es un desastre, un ecocidio que nos aleja de Europa”, explicaba Priatnekova en una visita a las obras el 18 de mayo.

El proyecto del Cementerio Memorial Nacional de Guerra ha sido una calamidad desde su inicio, cuando se planteó por primera vez en 2022. Su localización cambió en tres ocasiones, hasta que en 2024 irrumpieron excavadoras y equipos de tala de árboles en el bosque de Marjalivka. “Los operarios aparecieron allí sin que nadie nos informara de qué demonios estaba sucediendo”, recuerda Priatnekova.

Poco después descubrieron que se trataba del Cementerio Memorial Nacional de Guerra. Los vecinos no daban crédito: su bosque forma parte de la Red Esmeralda del Consejo de Europa de espacios naturales protegidos. Esto es así porque, entre otros valores ecológicos, en esta zona se encuentran las fuentes de tres ríos que riegan a 12 municipios de la provincia. Las consecuencias de las obras aparecieron enseguida: allí donde excavaban las máquinas, el terreno quedaba inundado.

Aviso del Consejo de Europa

“Lo que sucederá con el cementerio si se levanta es que contaminarán las aguas de tres ríos”, explica Oleksandr Iyerusalimov, un empresario jubilado que hace 25 años se mudó de la capital a Marjalivka por su entorno natural. Iyerusalimov forma parte de la ONG Apoyo a Marjalivka, una de las dos organizaciones locales que han conseguido frenar las obras en los tribunales y presionar hasta tener la implicación del Consejo de Europa.

“Esta oficina muestra su solidaridad con el pueblo de Ucrania, pero ha preguntado a las autoridades por qué han elegido un espacio de la Red Esmeralda para crear el cementerio militar”, dice un informe del 15 de mayo de la Dirección General para los Derechos Humanos y el Estado de Derecho del Consejo de Europa. “Requerimos que las obras sean detenidas de inmediato. Esta oficina considera que la ubicación del cementerio no justifica ni la destrucción de hábitats protegidos ni la ausencia de los estudios obligatorios de impacto ambiental”. El Consejo de Europa también recomienda al Gobierno ucranio que busque un espacio alternativo.

Cartel de protesta contra el cementerio de Marjalivka, Ucrania, el 18 de mayo.

El problema es que ya se han talado 33 hectáreas (de las 120 que deberían talarse), se ha construido una carretera, un edificio conmemorativo y se han instalado canales de drenaje del agua que inunda la zona. El Ministerio para Asuntos de Veteranos, el responsable de las obras, evita tratar el asunto en público, pero ha dejado claro que no tiene intención de cambiar de ubicación. “El ministerio no escucha, no ha escuchado a nadie”, afirmó el martes en una rueda de prensa Volodimir Boreiko, director del Centro Ecológico y Cultural de Kiev.

El ministerio todavía no ha dado noticias en 2025 sobre la evolución del proyecto, pero invitan a leer un documento en su página web titulado Hechos contra falsedades. En este documento se asegura que el cementerio conmemorativo ocupará 266 hectáreas, y solo un 120 serán edificadas. Nada dice sobre las aguas subterráneas.

La previsión oficial, según el medio ucranio Telegraf, es que a finales de este mes se celebren los primeros entierros (la fase inicial consta de 6.000 tumbas), pero esto parece imposible, como pudo comprobar EL PAÍS, porque la zona es todavía un zafarrancho de obras sin infraestructuras óptimas. Lo más importante es que sentencias judiciales de este marzo han exigido detener temporalmente las obras y que no se tale ni un árbol más. El juez considera que el cambio de uso de los terrenos es ilegal y exige que el Gobierno reformule el proyecto para evitar el desastre ecológico.

El vice primer ministro para Asuntos de Veteranos, Viktor Baidachny, aseguró este mayo a Telegraf que los problemas medioambientales “están exagerados” y que se podrán solucionar istrativamente: “La situación nos detendrá por un tiempo, pero ya habremos realizado los primeros entierros y en el futuro nada cambiará el proyecto”.

“Como bárbaros”

En la rueda de prensa también participó Nadia Kovalenko, de la ONG Apoyo a Marjalivka: “El proyecto se ha llevado a cabo como bárbaros, sin ningún tipo de estudio ni cuidado por el entorno natural”. El problema de raíz, según detalla Iyerusalimov, es que la ley que aprobó el Parlamento ucranio para la construcción del cementerio se escudaba en el interés nacional, lo que el Gobierno considera que lo exime de realizar los estudios de impacto medioambiental.

En la nueva carretera hay un cruce en el que los vecinos han plantado una veintena de carteles de protesta. En esta zona se convocan manifestaciones desde 2024. En la rueda de prensa del 20 de mayo se proyectaron vídeos de una de estas protestas, en las que los asistentes querían frenar las obras. La policía irrumpió con fusiles para desalojar a los vecinos, según puede verse en las imágenes y confirman algunos de los participantes. Estas protestas son un caso extraordinario en la Ucrania de guerra, en la que las muestras en el espacio público contra el poder político son marginales.

Tanto en la rueda de prensa como en las entrevistas que ha mantenido este diario, los opositores destacan que la policía está demostrando una actuación ejemplar en los últimos meses. Una patrulla de la policía está apostada en las construcciones, las ONG afirman que es para supervisar que no se incumplen las decisiones judiciales. En la conferencia de prensa se denunciaron nuevas pruebas de destrozos en el bosque y en los que la policía está presente para confirmar las posibles vulneraciones de las decisiones de los tribunales.

 a las obras del cementerio nacional militar de Ucrania, el 18 de mayo.

Vecinas como Kalina Lukashenko inspeccionan cada día desde el perímetro de las obras —que está vallado— si se infringen las órdenes judiciales. Lukashenko, que tiene a un hijo de 25 años en el ejército, muestra al periodista con fotos en su móvil todos los tipos de setas y de animales que ella encontraba en ese bosque. “Esto es un desastre, no hay muchos sitios así en Ucrania”, dice Lukashenko.

Las organizaciones vecinales iniciaron en 2024 una recogida de firmas para elevar la cuestión a la presidencia. Si una iniciativa popular recibe 25.000 firmas, la oficina del presidente está obligada a valorarla. Los vecinos de Marjalivka quedaron lejos de obtener esa cifra. Iyerusalimov ite que su problema es algo distante para la mayoría del país, sobre todo porque, según denuncian él y sus compañeros de batalla, los grandes medios evitan el asunto. También porque la iniciativa de crear un cementerio conmemorativo para los héroes de la guerra es algo que está bien visto por la ciudadanía. También por ellos, subraya Priatnekova: “Por supuesto que queremos que Ucrania tenga un monumento así, pero esta no es la manera de hacerlo”.

Priatnekova avanza que su Ayuntamiento propondrá que el espacio que ya ha sido deforestado y habilitado para visitas se convierta en un centro de rehabilitación para soldados heridos. Iyerusalimov, más pesimista, cree que es muy posible que se haga realidad en sus bosques el Arlington ucranio y que, en el mejor de los casos, solo termine por instalarse allí el crematorio, no solo para militares, también para civiles. La provincia de Kiev solo tiene un espacio para la incineración.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa y en 2025, el premio internacional de periodismo Julio Anguita Parrado.
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