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Oliver Jeffers, el superventas de literatura infantil que cuenta historias para unir el mundo

El autor de clásicos como ‘Estamos aquí’ y ‘Cómo atrapar una estrella’ ha despachado más de 18 millones de libros en unos 50 idiomas con una mezcla de imaginación, humanidad y empatía

Detalle del interior de 'Dónde esconder una estrella', de Oliver Jeffers, editado por Andana.
Tommaso Koch

El primer recuerdo de un libro que tiene Oliver Jeffers está manchado de sangre. La suya. Dice que tenía cuatro o cinco años y su padre le leía el clásico australiano Watzing Matilda. De repente, de la nariz del crío, golpeada horas antes por una pelota, cayó una gota roja, justo en medio de una hoja. “Oh, no, lo arruiné”, pensó. Aún conserva aquel volumen, con estropicio incluido. Hasta se ofrece a enviar una fotografía. Ahí empezó, de alguna manera, un camino que le ha llevado a lo contrario: hoy Jeffers (Port Hedland, Australia, 48 años) embellece todo lo que toca. Pinturas, esculturas, collage. Y especialmente los álbumes infantiles. Sus obras ilustradas han vendido más de 18 millones de copias, en unos 50 idiomas. Su debut Cómo atrapar una estrella, Perdido y encontrado o Estamos aquí ya habitan en hogares de medio planeta. A base de imaginación, sensibilidad, humor y respeto por la inteligencia de sus pequeños seguidores. Jeffers todavía empapa las páginas, pero con su estilo inconfundible.

Dónde esconder una estrella (Andana) ofrece el ejemplo más reciente. Supone, además, el regreso de algunos de sus personajes más queridos: un niño, un pingüino y un astro. Más en general, el libro vuelve a mostrar las razones que han colocado a Jeffers en otro firmamento: el de la literatura infantil. Tanto su trazo como sus tramas rebosan humanidad, ternura y asombro. Un cocodrilo se pasea por un diccionario, varios fantasmas juegan al escondite con una niña ―y con el lector―, un coche familiar despega hacia el espacio. El creador asegura que le importan sobre todo las historias y la sencillez. Pero, además de fantasía y sorpresa, sus libros construyen de fondo un monumento a la empatía. “Es una de nuestras características clave. Lo más importante para nosotros es la gente. Y nuestro mayor problema me parece la desunión, que no coincidamos colectivamente sobre hacia dónde ir y cómo llegar allí. El capitalismo y el individualismo lo alimentan”, relata el autor por teléfono. Una herramienta que, por cierto, considera peligrosa: acaba de sumarse al movimiento Smartphone Free Childhood (Infancia sin móviles inteligentes).

Oliver Jeffers, en una imagen facilitada por la editorial Andana.

Sus obras abanderan justo lo contrario: mirar el mundo, vivirlo y compartirlo. En Estamos aquí, una infinita cola de seres humanos de todo tipo se presenta para ayudar a un bebé cuando sus progenitores no puedan hacerlo. En Lo que construiremos, un papá y una niña levantan una puerta “donde antes no había ninguna”. Jeffers aborrece los conflictos y cree que su visión del mundo empezó a plasmarse en la turbulenta Belfast de los setenta y ochenta donde se crio, en plena guerra norirlandesa. “Llegaba un punto en que nadie sabía ya por qué se mataban. Ni por qué todo el mundo seguiría yendo en contra de sus propios intereses. Te cuentan que eres la víctima, y cada cual intenta salvarse y que el problema sea de otros”, reflexiona. De ahí que sus lápices traten de dibujar la senda hacia un futuro distinto: el que pueden forjar sus minúsculos lectores. Y sus propios hijos, a los que Jeffers dedicó dos de sus obras.

 “Hace tiempo, me preguntaron: ‘¿Qué le dirías a un joven que quiera ser artista climático?’. Respondí: que solo sea artista. No te puede dirigir una agenda. Y los niños detectan si se les están soltando lecciones morales con condescendencia. Los libros no van de propaganda o publicidad, sino de historias”, apunta el autor. En la Conferencia sobre el Cambio Climático que las Naciones Unidas celebraron en 2021 en Glasgow, a la que Jeffers fue invitado, encontró por azar otra buena síntesis. La chica que le registró constató que no existía el epígrafe “artista”. De ahí que le colocara en la categoría “observador y traductor”, una definición que el escritor hoy abraza.

Tal vez sirva para resumir una carrera que oscila entre el arte conceptual, exposiciones en museos de varios países, videoclips y portadas para el grupo musical U2 o colaboraciones con marcas como Starbucks, Kinder o Sony PSP. Estamos aquí en 2020 dio el salto a la animación, en un corto narrado por Meryl Streep. “Siempre supe que quería ser artista. Aunque dedicarme a los libros sucedió por accidente”, relata el autor. Hasta la universidad, al parecer, apenas se interesó por ellos. Le resultaban parecidos a “deberes”. El joven Jeffers estaba muy ocupado trepando árboles, jugando al fútbol, ayudando a cuidar de su madre, que padecía esclerosis múltiple, o esquivando el rumbo hacia la delincuencia de algún compañero de pandilla. Adoraba pintar, ya con 15 años intuyó que podría ser su oficio. Para la lectura, sin embargo, no tenía ni tiempo ni ganas. Hasta que una idea que tuvo se negó a quedarse en un cuadro. Imaginó a alguien que tratara de atrapar una estrella. ¿Cómo lo haría? Poco a poco, concibió varios intentos distintos. Finalmente, se dio cuenta de que él también tenía algo entre manos: un libro.

Cuando lo publicó, le preguntaron si tenía en marcha un segundo. Dijo que sí, aunque fuera mentira. Pero la verdad es que terminó creando más de una veintena. Con un éxito abrumador: “Intento no pensarlo, por la responsabilidad que conlleva y porque si desvelas una fórmula mágica pierde su poder. Cuando lo he analizado he encontrado tres posibles razones. Mi primer contrato fue con un editor británico y no estadounidense, donde el mercado es tan grande que no se me habría cuidado tanto. Además, no intento hablarles con superioridad a los niños, sino que me mueve de verdad la curiosidad hacia el mundo. Y luego están los valores universales de las historias”.

Interior de 'Un diccionario con historia', de Oliver Jeffers, editado por Andana.

Lo cierto es que sus libros han conmovido en países muy distintos y lejanos entre sí. Aunque él mismo reconoce que se mueve en un terreno resbaladizo: la justa emoción, siempre a un paso de caer hacia ninguna, o demasiada. “Es la parte más difícil. Lo haces una y otra y otra vez. Te separas de la obra, le das un descanso, vuelves y a lo mejor ves que te pasaste. Se trata de encontrar un equilibrio”, sostiene. Jeffers sigue dejándose la piel en cada libro. La sangre, por suerte, ya no.

Detalle de una página de 'Estamos aquí', de Oliver Jeffers, editado por Andana.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.
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