Regreso al pasado en la ganadería por el apagón: “Hemos ordeñado a mano, con un caldero, como manda la ley”
El corte de suministro eléctrico y de agua trastorna al modernizado e informatizado sector primario


Los más tranquilos ritmos del campo conllevan que noticias consideradas históricas tarden en recibirse porque las manos y la cabeza están ocupadas. Florencio Delgado supo del apagón masivo cuando las grandes ciudades llevaban ya un par de horas desbordadas por la falta de electricidad. Uno de sus hijos lo avisó por teléfono mientras su padre faenaba en Valbonilla (Burgos, 57 habitantes) y entonces comenzó la operativa para intentar salvar la jornada: las 1.000 ovejas de la explotación necesitaban atención al margen de los inhabilitados sistemas informatizados. “Hemos ordeñado a mano, con un caldero, como manda la ley, como antiguamente”, destaca Delgado, uno de los tantos ganaderos que este lunes necesitaron viajar al pasado para salvar su presente laboral. Los modernos mecanismos de extracción láctea, en vacas u ovejas, supone agilizar plazos y aumentar producciones, pero entraña amenazas ante grandes incidencias.
Este ganadero de origen burgalés destaca que en pueblos pequeños como el suyo estos percances, aunque no tan contundentes, resultan habituales, por lo que tuvieron que tirar de algo tan esencial como la experiencia: torres eléctricas que se caen y tardan varias horas en repararse, días de niebla o tormenta que impiden las comunicaciones, paupérrimas conexiones de internet; pero sí es cierto que lo del apagón superó los precedentes en materia sanitaria y ganadera. “Tampoco funcionaba el 112 y eso sí que es un drama, mi madre estaba al límite con la máquina del oxígeno y estábamos preocupados”, subraya Delgado, aunque finalmente el servicio se recuperó a tiempo. “Lo gordo”, afirma, se produjo a las cinco de la tarde, momento de ordeño religioso de las ovejas, tanto por obtener su leche como por las enfermedades que pueden sufrir los ovinos, que acaban de parir a los lechazos, si no se les saca la leche. Las máquinas no funcionaban. Manos a la obra.

Su hermano y él enseñaron a ordeñar manualmente a los dos pastores marroquíes contratados en la granja, duchos con las reses pero novatos en esas artes: “Han aprendido rápido, vaya experiencia han cogido”. Así, tres horas, a razón de tres o cuatro minutos por ubre, hasta el milagro del retorno luminoso: “De repente vino y fue como si nos tocara la lotería, no esperaba que se recuperara hasta la mañana del martes como poco”. Los ganaderos ya se habían resignado y asumían ordeñar hasta la madrugada, una a una, con pequeños calderos para colocarlos debajo del animal. Dentro de lo malo, fue en abril y no agosto: los tanques refrigeradores tampoco servían y afortunadamente la producción se mantuvo a salvo porque aún no hace el calor veraniego. En agosto, se hubiera estropeado, sinónimo de unos 2.000 euros de pérdidas.
El trastorno ovino también se sintió en lo bovino, como bien sufrió Raúl Malillos, ganadero de Andavías (Zamora, 420 habitantes). Él gestiona unas 110 vacas, 60 de las cuales son ordeñadas mediante un complejo robot que también bebe de un enchufe y al que el apagón dejó seco durante horas. “Las vacas se ordeñan libremente cuando les da la gana con un robot de ordeño”, explica el afectado, quien describe que además del jaleo del lunes la perturbación durará varios días porque se han trastocado los firmes horarios de las rutinarias vacas, han comido menos porque las máquinas no les suministraron alimento y “se les marcha la leche”. Así, calcula que han perdido unos 300 litros, y subiendo, a la espera de balance estos días. “¡Fue una locura! Esto no puede parar, es un cuello de botella con un montón de retrasos”, resume Malillos, recordando que sus padres tenían ganado hace 30 años y ordeñaban a mano cuando las tormentas impedían el suministro eléctrico, aunque por volumen de animales y la producción eso es “imposible ahora”.
El zamorano tuvo mala suerte porque en la explotación cuenta con placas solares y baterías, con almacenamiento para 12 horas, pero les falta “una pieza” que hubiera evitado los problemas del corte. La solidaridad del sector le sirvió para capear el disgusto, pues un amigo con ovejas le dejó un generador para, una vez apagado cualquier aparato de la casa y la instalación, acercarse hacia la normalidad. Del apagón ha aprendido que le vendría bien un generador potente por si acaso.

La jornada histórica tuvo menos exclamaciones en Villacid de Campos (Valladolid, 82 habitantes). Tomás Salgado, agricultor, indica que este gremio padeció menos inclemencias que quienes trabajan con animales. Si acaso, en el agua, pues muchos pueblos dependen de pozos bajo bombeo eléctrico y perdieron la fuente durante unas horas, si bien en el mundo rural abunda la prevención y cierta querencia hacia el aprovisionamiento: almacenes de agua, alimentos para tres meses, linternas potentes, focos y un poco de todo ante la relativa costumbre hacia cortes eléctricos o problemas varios. “El mayor problema fue que cerró el bar, no pasó mucha cosa porque muchas cocinas son de gas”, apunta Salgado, quien reflexiona sobre las escenas de caos vividas en las ciudades mientras que en Villacid gobernó el apoyo mutuo, pues mismamente él abrió su cocina de gas a una señora que quería calentar la comida: “En un pueblo hay más sentimiento de comunidad”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
