Israel Elejalde: “El teatro siempre es presente”

El escenario es el gran medio de acción de Israel Elejalde (Madrid, 51 años), un actor conocido también por el cine y la televisión y que ha probado suerte como director. Miembro de la compañía Kamikaze —que gestionó el teatro Pavón en Madrid—, esta primavera vuelve a escena bajo las órdenes del director Miguel del Arco con La Patética en el teatro Valle-Inclán.
¿Cuándo supo que se dedicaría al teatro? Con 19 años después de acabar un curso de verano en el Laboratorio de William Layton. Estaba en la universidad estudiando ciencias políticas, pero al acabar el curso ya hablé con mi padre mostrándole mi deseo de seguir estudiando teatro. Mi padre me puso una única condición. Acabar la carrera de Políticas. Nunca se lo agradeceré lo suficiente.
¿Qué texto siente que es imposible representar? Todo es representable. Solo hay que encontrar la manera. El teatro solo tiene una limitación y es que debes conectar con el público de hoy. El teatro reflexiona sobre el pasado y el futuro, pero siempre es presente.
¿Qué le resulta hoy patético? En su acepción de “penoso por ridículo”, toda esta ola reaccionaria que está poniendo en peligro principios y derechos que creíamos ya definitivamente consolidados. En su acepción de “algo que conmueve y causa dolor”, la represión brutal del pueblo palestino.
¿A qué dramaturgo le habría gustado conocer? A Shakespeare como un sueño y a Harold Pinter como algo que podría haber sucedido.
¿Quiénes son sus tres autores de cabecera? Rafael Chirbes, Ricardo Piglia y Annie Ernaux.
¿Qué cualidad valora más en un texto teatral? Me apasionan los textos que tienen varias capas y que entrelazan lo popular con eso que se define extrañamente como “alta cultura”.
¿Cuál es el último libro que ha leído y le ha gustado? Imposible decir adiós, de Han Kang.
¿El que tiene ahora mismo abierto en la mesilla de noche? La península de las casas vacías, de David Uclés.
¿Uno que no pudo terminar? Mi lucha, de Karl Ove Knausgård. Me quedé en el cuarto libro.
¿Su película favorita de todos los tiempos? Double Indemnity, de Billy Wilder.
¿Cuál fue la última serie que vio del tirón? The Virtues, de Shane Meadows.
¿La última obra de teatro que ha visto que le ha impactado? El sillón K. Cartas desde el olvido, de Paula Paz.
¿Qué canción escogería como autorretrato? Dust It Off, de The Dø.
¿En qué museo se quedaría a vivir? En el Pompidou de París.
¿Cuál es el suceso histórico que más ira? Siempre me apasionó el Sexenio Revolucionario. En ese periodo del XIX español se conformaron muchos de los problemas que sigue arrastrando la política actual de nuestro país.
¿Qué encargo no aceptaría jamás? Cualquier obra que exaltara ideologías totalitarias.
¿Qué está socialmente sobrevalorado? La fama.
¿A qué dramaturgo le daría el Nobel? A dos: Tom Stoppard y Juan Mayorga.
De no haberse dedicado al teatro, sería… Supongo que habría acabado en la política.
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