Rajoy protege a Bárcenas hasta que el Supremo confirme su imputación
Guerra sorda entre Cospedal, que quiere suspenderlo, y Arenas, que lo defiende

De nuevo, para Mariano Rajoy, lo urgente es esperar. El PP era ayer una olla a presión. A la calle Génova llegaba por todas partes la ansiedad de los dirigentes provinciales y autonómicos, y especialmente los comentarios de prácticamente toda la prensa: Luis Bárcenas, ex tesorero del PP, debe caer y perder su militancia, como han hecho todos los demás implicados en el caso Gürtel. Ese era el clamor. Pero, mientras, en la calle Génova, se producía una guerra sorda entre dos sectores: uno, comandado por Dolores de Cospedal, quiere fulminar a Bárcenas. El otro, liderado por Javier Arenas, protegerlo a toda costa.
Rajoy, de momento, parece haber optado por una vía intermedia. Consiste en esperar, aguantar el chaparrón mediático, proteger a Bárcenas y a la vez dar satisfacción relativa a los que presionan contra él: se tomará una decisión, posiblemente la suspensión de militancia, sólo si el Tribunal Supremo confirma la imputación del ex tesorero, algo que probablemente tardará.
El líder popular no tiene previsto hablar con la prensa en toda la semana