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El periodista que preserva el legado del pop español

José Ramón Pardo, decano de la prensa musical y responsable del sello Rama Lama, publica unas fascinantes memorias, ‘…y también sé montar en bici.’

Jose Ramón Pardo, periodista musical, en su casa en Madrid.
Diego A. Manrique

Pocos periodistas tienen un currículo tan intenso y variado como el de José Ramón Pardo (Gijón, 84 años): sesenta años de actividad con unos treinta libros e infinidad de programas de radio y televisión. Pero debajo de la superficie aparecen facetas desconocidas. En su reciente autobiografía, titulada …Y también sé montar en bici (Rama Lama), desvela episodios nada frívolos, ejerciendo de reportero durante la Marcha Verde sobre el Sáhara español o en los últimos fusilamientos de Franco: “Tuve que pasar a Francia para mandar mis fotos, temía que la Policía me las incautara”.

También acompañaba a los Reyes de España en sus viajes. Hasta que en 1983, harto de las limitaciones impuestas por las burocracias, se convirtió en periodista autónomo. Lo que le permitió enfatizar su espíritu zascandil. Tras un extenso recorrido por las islas de Hawái, había dictaminado: “Pero si quieren ver estos paisajes y este clima, vayan a Canarias, que está mucho más cerca”. Consternación de la aerolínea patrocinadora.

El libro se ha escrito a cuatro manos. Partió de la iniciativa del periodista asturiano Bernardo Solís: “Empezó haciéndome entrevistas hasta que decidimos que había capítulos que yo podía redactar mejor en primera persona. Aparte, hay que situar la narración en tiempos diferentes a los actuales, que solo pueden explicar los que los vivimos: era una epopeya conseguir información y hasta la misma música que nos motivaba. El primer elepé de Bob Dylan que se publicó en España llegó en 1968, cuando ya llevaba seis años grabando”.

Pertenece Pardo a la generación de aquellos pioneros que —a principio de los sesenta— se empecinaron en tocar rock & roll en España: formó parte de Los Teleko y hasta estuvo a punto de grabar con su primo mallorquín, un todavía desconocido Juan Pardo. Pero evita ponerse medallas: “Esa época ha sido mitificada por la sencilla razón de que muchos de los protagonistas están, estamos, en los medios. En verdad, sabíamos animar a los espectadores, pero no teníamos un gran nivel técnico”.

El periodista musical, José Ramón Paro, apoyado a uno de los instrumentos que tiene en su casa.

Le caracteriza la tenacidad. Se empeñó en traer a Madrid a Joan Manuel Serrat, entonces un novísimo que cantaba en catalán y grababa para una pequeña compañía barcelonesa, Edigsa. “Le presenté en el Colegio Mayor La Salle e invité a la prensa musical de la capital, unas 30 personas. Solo se acercó Paco de la Fuente; el resto se fue a ver a un artista que lanzaba Philips, un tal Jorge”, recuerda. En realidad, puntualiza, en las grandes ciudades ya había algún tipo de cantautores en activo: “Se suele olvidar que José Luis y su guitarra triunfó en 1959″.

Por miopía, tendemos a considerar a Pardo como un defensor de la canción de autor y el folk. Pero su paleta es mucho más amplia: “Si creciste en los años cincuenta, el medio dominante era la radio. Y allí sonaban principalmente coplas y boleros, por lo que son géneros que domino. El rock me vino por una cuestión generacional”. Eso sí: se lleva mejor con Julio Iglesias que con Mick Jagger. En 1976, anticipando la primera visita de los Rolling Stones a España, entrevistó al cantante para Informe Semanal; Jagger se mostró impaciente ante las preguntas y le arrebató el cuestionario con malas maneras.

José Ramón Pardo, que es un hombre templado, se enerva cuando le toca hablar de TVE. “Fui guionista de Aplauso, Tocata y A tope, programas musicales que funcionaban muy bien. El problema era la inestabilidad crónica: cuando cambiaba la cúpula en Prado del Rey, había que renovar directores y presentadores ¡o incluso cargarse el programa! En comparación, el medio radiofónico es un modelo de sensatez".

La educación sentimental a través de la radio le sirvió para fundar emisoras como M80 Serie Oro o Radiolé: “Fueron ideas bastante audaces, renunciábamos al soporte de las discográficas, que legítimamente usan la publicidad para hacer éxitos. Nuestro repertorio ya eran éxitos históricos. De hecho, a veces hasta costaba encontrar vinilos en buen estado, eran discos muy machacados por el uso”.

Jose Ramón Pardo en su casa en Madrid rodeado de instrumentos.

Con el programa Todos los gatos son pardos, resucitó un formato desprestigiado pero infalible: las peticiones del oyente. “Yo sugería un asunto, canciones que hablaran de árboles, de playas o de lo que fuera. Tenía la ventaja de que los oyentes te hacían la selección musical. El reto estaba en determinar el título exacto y mantener entretenida a la persona que llamaba mientras alguien iba corriendo a la fonoteca a buscar el disco en cuestión. Con la digitalización, claro, el proceso se hizo mucho más sencillo, ya no vivíamos ese vértigo".

Esas inmersiones en la memoria emocional de los españoles le hicieron detectar una grave carencia en el mercado discográfico nacional: “Las compañías desaparecían o se olvidaban de sus catálogos, se conformaban con sacar un Lo mejor de Los Brincos o un Grandes Éxitos de Nino Bravo en series medias o baratas. Yo tenía la convicción de que había un público que quería tener todo lo grabado por Los Brincos o Nino Bravo. Y no solo de ellos: también de los centenares de grupos y solistas con los que habían coincidido. Así que decidí que había que montar una compañía especializada en reediciones, con notas históricas extensas. Reediciones en CD, para aprovechar su capacidad, aunque también hemos publicado algunos vinilos”.

Rama Lama Music, tal es su nombre, ha tenido una travesía difícil, inicialmente debida a las trapacerías de uno de los socios fundadores. Pardo chocó también con las carencias de los archivos de las discográficas establecidas: “Ponían todo tipo de pegas hasta que terminaban por reconocer que no tenían los discos que les pedíamos. No solo habían perdido las portadas, es que a veces ni siquiera conservaban los masters, las cintas con el sonido". En el fondo, sospecha, las disqueras detestaban tener competencia y acotaban a Rama Lama tanto los precios como el periodo de explotación: “Ahora mismo, Rama Lama es una empresa familiar, trabajamos allí los Pardo para reducir los gastos generales. Así hemos podido sacar unas 600 referencias. No nos conformamos con artistas españoles, también hemos rescatado a los artistas italianos que marcaron a nuestros primeros conjuntos, como Renato Carosone, Filippo Carletti o Torquato y Los Cuatro“.

Piensa Pardo que Rama Lama enseña a adquirir una perspectiva histórica. “Por ejemplo, muchos se quejan de la actual invasión del reguetón puertorriqueño, pero abundan los precedentes. En los cincuenta aquí triunfaban abrumadoramente Pedro Infante, Jorge Negrete, Javier Solís o Miguel Aceves Mejía, cantantes mexicanos que además hacían películas. Y Enrique Guzmán, con o sin los Teen Tops, nos enseñó a todos a rockanrolear en español. Nada nuevo bajo el sol".

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Sobre la firma

Diego A. Manrique
Periodista musical en radio, televisión y prensa escrita, ocupaciones evocadas en el libro 'El mejor oficio del mundo'. Lo que no impide su dedicación ocasional a la novela negra, el cine, los comics, las series o la Historia. 
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