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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En Bamako siempre es domingo

Tres novedades discográficas confirman el vigor musical de Malí: Salif Keïta regresa con un disco grabado en Japón, Ballaké Sissoko emprende un viaje con Piers Faccini y Trio Da Kali reinterpreta la herencia mandinga

Salif Keita, en un concierto en Ankara en 2022.

“Los domingos en Bamako son día de boda / los djembés y los dununs resuenan en todas partes”, cantan Amadou Bagayoko, fallecido a comienzos de abril, y Mariam Doumbia (Amadou & Mariam) en Beaux dimanches, una de las piezas de su álbum Dimanche à Bamako (2004), producido por Manu Chao. Pero en la capital de uno de los territorios musicalmente más vigorosos de África, Malí, no es necesario que sea domingo ni celebrar un casamiento para que los instrumentos hablen y las voces canten, juntos en otro tipo de unión. Ni siquiera hay que estar en el país para que el embrujo de los ritmos que asientan su modernidad sobre la tradición y, muchas veces transculturados, en acertada definición del antropólogo cubano Fernando Ortiz, atrapen los espíritus en un ritual no codificado, en una ceremonia de liberación.

Salif Keïta, la voz más hermosa de África, se encierra en una habitación de hotel en Asia y despierta la memoria tañendo poco más que una guitarra. Su colega Ballaké Sissoko, maestro de ese instrumento prodigioso llamado kora, se enreda con el cantante angloitaliano Piers Faccini para facturar un disco de sabor global, pero de claro sonido africano. Y otros malienses de pro, Trio Dakali, han regresado a los estudios de grabación tras ocho años de ausencia, que no de absentismo, y han capturado con asombrosa naturalidad la esencia de la música mandinga.

Keïta anunció en 2012 que Talé, el álbum publicado ese año, sería su última grabación. Afortunadamente, el pecador siempre puede recurrir al arrepentimiento y en 2018 editó Un autre blanc, donde contó con Angélique Kidjo y Alpha Blondy. De ese disco también dijo que sería el último de su carrera. Pero ha vuelto a retractarse. La necesidad o el picor de la música le han llevado a grabar So kono en la habitación del hotel en que vivió en Japón durante su participación en el festival Kyotophonie. Salif no es guitarrista, pero decidió que ese sería el instrumento principal, tocado por él. Y para evitar la soledad, Badié Tounkara (ngoni), Mamadou Kone (tama), Clément Petit (violonchelo) y Julia Sarr y Olyza Zamati (coros) le echaron una mano en algunas piezas.

Nuevas composiciones y escrituras más antiguas configuran la propuesta. Entre las primeras, ‘Aboubakrin’; la fascinante y circular ‘Awa’, pespunteada por el chelo de Petit; ‘Kante Manfila’, dedicada al guitarrista de Guinea Conakry (1946-2011), quien fue compañero de Salif en el grupo Les Ambassadeurs Internationaux; ‘Chérie’, también excepcional, y ‘Proud’, un canto que es un grito, un manifiesto de reafirmación, junto con temas reformulados como ‘Tasi’, ‘Soundiata’ o ‘Tu vas me manquer’. Con 75 años, Salif sigue desplegando la emoción y la fuerza del griot que convoca a sus ancestros a pasear por las perturbadoras calles del siglo XXI.

Ballaké Sissoko es un explorador nato y la kora es su brújula. Además de con colegas africanos, ha compartido discos con Ludovico Einaudi, Vincent Segal, Emile Parisien, Vincent Peirani y Piers Faccini, con quien ya hizo su primera colaboración discográfica hace 20 años. Con Faccini, cantor y guitarrista atraído por arrullos sonoros del Mediterráneo, africanos y folclores varios, que ha invitado a sus grabaciones a artistas magrebíes, ha creado ahora Ballaké Our Calling, álbum grabado en cinco días en París, con la pasión de un directo y la ayuda de amigos como Badje Tounkara (ngoniba y djeli ngoni), Malik Ziad (guimbri) y Vincent Segal (chelo). Es juntamente el chelo de este último el que proporciona a canciones como Mourful Moon y North And South una cadencia especial.

Retrato promocional de Ballaké Sissoko y Piers Faccini.

Las migraciones, desde perspectivas y singularidades distintas, atraviesan las canciones de Our Calling, que en conjunto proponen un viaje musical transfronterizo que discurre sinuosamente por la senda de los tiempos medios. Pero la guía de ese trayecto siempre es la kora, que envuelve a la voz clara y matizada de Faccini y ancla cada paso en los sonidos arrolladores de sus cuerdas. Su serpenteo sonoro, su poder de evocación brillan especialmente en ‘Go Where Your Eyes’ y ‘Shadows Are’. Sí, hay aquí un diálogo entre músicos, mas sin perder el toma y toda que conversación exige, Malí, en la kora de Sissoko, dibuja el mapa de los senderos que se bifurcan.

Un EP editado en 2015 dio las primeras pistas sobre Trio Dakali. Lo siguiente que escuchamos fue Ladilikan, disco registrado al alimón con Kronos Quartet en 2017. Ahora, tras viajes a Latinoamérica para realizar talleres musicales, llega Bagola, un hermoso y delicado acercamiento a las tradiciones musicales mandingas, que gozosamente han desarrollado por separado los familiares de los componentes del trío. Hawa Kasse Mady Diabaté (voz de oro) es hija de quien fue uno de los cantantes más profundos de Malí: Kasse Mady Duabaté; el padre de Mamadou Kouyaté (ngoni), Bassékou, es un reconocido instrumentista de ese peculiar instrumento, y Lassana Diabaté, virtuosos del balafón, ha tenido, entre otros maestros, a su padre Djielisory Diabaté. Es justo el balafón quien diseña en el álbum la atmósfera de las canciones, mientras el ngoni subraya la base, y la voz de sirena del desierto de Hawa extrae de la melodía tonalidades, cadencias y emociones. Grabado en París con producción de Lucy Durán, y mezclado y masterizado en Madrid por Javier Monteverde, Bagola, armado con canciones propias, es algo más que la gestión de una herencia sonora: es una inspirada puesta en escena en el tiempo presente de las obras musicales que conformaron un país.

So Kono

Salïf Keita
No Format!

Our Calling

Piers Faccini & Ballake Sissoko
No Format!

Bagola

Trio Da Kali
One World Records

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