Suspendido el juicio por la muerte de Maradona por la investigación contra una jueza del tribunal
Julieta Makintach está acusada de vínculos con la producción de un documental sobre el debate


El juicio que investiga una presunta responsabilidad de los médicos, psicólogos y enfermeros en la muerte de Diego Armando Maradona, ocurrida el 25 de noviembre de 2020, puede quedar en nada. Este martes, el tribunal suspendió las audiencias durante siete días para medir “la gravedad institucional” de una investigación contra la jueza Julieta Makintach, acusada de autorizar la grabación de un documental sobre los debates. Makintach integra la terna que debe dictar sentencia. La defensa de las hijas de Maradona, Dalma y Gianinna, la denunciaron por permitir el ingreso de cámaras a la sala de sesiones, pese a que la Corte Suprema limitó las grabaciones a etapas muy específicas. La jueza negó las acusaciones y se mostró dispuesta a apartarse “en caso de que haya algo que esté en peligro”.
Lo que puede estar en peligro es la continuidad del juicio y todo lo realizado hasta ahora durante las audiencias, por donde han pasado decenas de testigos. Si la suspensión de siete días se extiende a más de diez, todo deberá comenzar desde cero. La fiscalía, a cargo de la acusación, pidió paralizar el proceso “para resolver un tema que aparece trayendo aparejada gravedad institucional”.
La denuncia de las hijas de Maradona, a la que se sumó Verónica Ojeda, la madre de Diego Fernando, el hijo menor del jugador argentino, pide que se investigue a la jueza por posibles “delitos de acción pública vinculados a la presunta existencia de gestiones, coordinaciones o negociaciones con productoras audiovisuales relacionadas con el juicio oral en curso, sin conocimiento ni consentimiento alguno de las partes intervinientes”. De probarse, dijeron los abogados, “podría implicar una afectación directa a principios esenciales del proceso penal”.
Durante el primer día de debate, el 11 de marzo pasado, el circuito cerrado de la sala registró a una persona que toma una cámara y comienza a filmar. Advertido por la policía, el hombre detiene la grabación, pero la reinicia minutos después. La denuncia contra la jueza Makintach destaca que su hermano, Juan Makintach, es uno de los dueños de la productora de cine Pegsa. “Entiendo la zozobra de todos, pero estoy convencida de mi imparcialidad y no hay sospechas que puedan comprometer mi honor ni prestigio”, se defendió la magistrada.
Cuatro médicos, dos enfermeros y un psicólogo están acusados de homicidio simple por haber descuidado y propiciado la muerte de Maradona, quien cumplía internación en una casa alquilada tras una cirugía en la cabeza. Su atención “fue calamitosa”, careció del equipamiento necesario y estuvo a en manos de “un grupo de improvisados”, dijo en marzo el fiscal Patricio Ferrari al presentar la acusación. En aquel momento, aseguró, Maradona “no se encontraba en uso pleno de sus facultades mentales y menos aún podía tomar decisiones sobre su salud”. Los médicos, el psicólogo y los enfermeros “incumplieron todos los deberes a su cargo” pese a conocer los riesgos que corría su paciente e impidieron que fuera atendido por los especialistas que requería. “Deliberadamente y con crueldad decidieron que muriera”, concluyó.
Durante la audiencia del 27 de marzo, uno de los cinco médicos policiales que realizó la autopsia reveló que Maradona había sufrido “una muerte en agonía”. En el que fue el relato más dramático de juicio, el perito Carlos Casinelli dijo que el corazón de Maradona pesaba 503 gramos, el doble de lo normal para una persona de 60 años, y su cuerpo tenía 4,5 litros de agua acumulados en los pulmones, el abdomen y la cabeza, consecuencia de “una insuficiencia cardíaca o hipertensión”. “El paciente tuvo una muerte en agonía”, repitió Casinelli, mientras mostraba como prueba un video con los coágulos que encontró en el corazón del jugador. Los acusados enfrentan penas de entre 8 y 25 años de cárcel.
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