Por aquel entonces, a diferencia de buena parte de la gente que conozco en Madrid centro, no recuerdo a casi nadie que fuera en coche o en metro a clase 37c5x
Salía a la calle y había riadas de humanos que iban a gastar sin medida, a beber smoothies y comer ensalada de quinoa. Y yo, que vivía ahí, empecé a sentir que estaba encerrada en una postal.
Estos espacios, que son escondrijos y dechados de libertad y esparcimiento púber a la vez, tienden a estar situados en las periferias de las periferias, en los polígonos o en zonas más alejadas
Hay un balcón en Alcorcón que es una obra de arquitectura lumínica que dejaría boquiabierto a Edison por la cantidad, el brillo y la destreza para diseñar formas
César Pérez Ortiz, que va en silla de ruedas y tiene cuatro hijos, apunta: “No es que nosotros seamos discapacitados, es la sociedad la que nos discapacita”
Los bancos son al barrio como la siesta al verano y los nuestros son morados para no olvidar que las víctimas no son solo números, tienen historia, nombre y cara
Guillermo Casado explica que desde hace un año no reside en Alcorcón como si nos estuviera fallando, pero no podría hacerlo después de todo lo que ha hecho
“Carabancheleando” es un colectivo de investigación militante que busca que sean las propias personas que residen en ella quienes creen y trasladen las narrativas acerca de sus espacios