Ser madre a partir de los 40, una realidad cada vez más habitual
El estilo y la esperanza de vida o las nuevas exigencias profesionales de las mujeres son algunos factores que han retrasado la maternidad en España. Tener un bebé en la cuarentena puede conllevar complicaciones, pero con un buen seguimiento profesional, cuidado emocional y ejercicios físicos específicos, no tiene por qué causar problemas

La ciencia lleva décadas desafiando a la biología y buena prueba de ello es que hoy en día ser madre pasados los 40 años no es noticia. Es cierto que la edad fértil de la mujer comienza su lento, pero progresivo descenso a partir de los 35 años, siendo la producción ovárica cada vez menor hasta que llega la menopausia, que es cuando, médicamente, se puede afirmar que ha terminado la etapa fértil. Pero mientras haya ovulación y regla, puede haber embarazo.
Otra cosa es que las posibilidades mengüen en función de la edad. Por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Estadística sobre la tasa de fecundación, en 2024 hubo 16.950 partos de mujeres con una edad comprendida entre los 40 y los 44 años; 1.640 entre los 45 y los 49 años; y 550 mujeres que fueron madres con 50 o más años. Una década antes, en 2014, el porcentaje de madres de más de 40 años se cifraba en el 27%. En 2021, fue del 53,6% (último dato disponibles). Por tanto, ahora sí es bastante más habitual que antes ser madre más allá de los 40 e incluso de los 45 años.
La pregunta que se hacen muchas mujeres que se plantean la maternidad en la cuarentena es si es seguro para el bebé o para ellas. La respuesta es que depende. Depende sobre todo de la salud y condiciones físicas de la madre. Paula Camarós, matrona de Baby Suite, reconoce que los cuidados de una madre mayor de 40 años pueden ser algo distintos desde el plano obstétrico: “A medida que la edad de la madre aumenta, hay una mayor probabilidad de que se presenten ciertos riesgos, como hipertensión, diabetes gestacional o complicaciones durante el parto”. Además, según la experta, estas tienen un mayor riesgo de tener un bebé con anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down, por lo que es común recomendar pruebas de diagnóstico prenatal más exhaustivas y hacer controles prenatales más estrechos.
También es muy importante tener en cuenta las condiciones de salud previas de la futura madre, ya que si parte con una enfermedad de base, puede presentar mayores complicaciones, según advierte Camarós. “A medida que la mujer envejece, las probabilidades de desarrollar condiciones como hipertensión gestacional, diabetes gestacional o preeclampsia pueden ser mayores”, prosigue, “estadísticamente hablando, también es más frecuente que pueda aparecer alguna complicación durante el parto, como un mayor riesgo de cesárea”.
La matrona reconoce que los embarazos en mujeres de mayor edad también pueden estar asociados con un mayor riesgo de aborto espontáneo o parto prematuro, pero avisa de que “tampoco podemos ser alarmistas”, ya que es importante señalar que, aunque los riesgos estadísticamente hablando aumentan con la edad, muchas mujeres mayores de 40 años tienen embarazos saludables, “especialmente si cuentan con un buen control prenatal y siguen las recomendaciones de sus profesionales de salud”.
La importancia de los cuidados emocionales
Si ser madre primeriza ya es todo un mundo nuevo, serlo con más de 45 años enfrenta desafíos aún mayores. Es probable que esa mujer haya llegado a ese embarazo con dificultades, ya sea con muchos meses de intentarlo o directamente con la ayuda de algún tratamiento. “El cuidado emocional en estos embarazos, por tanto, cobra mucha importancia. La futura mamá debe tener una red de apoyo, de contención continua, para poder disfrutar de este proceso hacia la maternidad”, sostiene Belén Marinone, baby planner y dedicada al acompañamiento de mujeres en el embarazo.
“Si hablamos de las cuestiones más logísticas, también nos encontramos con desafíos mayores que la media”, prosigue Marinone, “es muy probable que con esta edad estemos hablando de mujeres profesionales, con carreras desafiantes y exigentes”. Además, la experta recuerda que en estos casos suelen ser embarazadas con poco tiempo para dedicar a los preparativos y, por otro lado, con mayor carga de cuidados, por lo que el tiempo enfocado a los preparativos del bebé será menor que lo normal y esto puede acrecentar la idea de que no podrán con todo o de que no estarán suficientemente preparadas.

Para Marinone, la clave para una planificación exitosa es recurrir a expertos que guíen el proceso: “Que hagan que cada paso sea eficiente tanto en el tiempo dedicado como en el resultado, pero sobre todo, que empoderen a la mamá para que pueda vivir su embarazo y la planificación de la llegada de su bebé con la sensación de tener el control”.
Ejercicios físicos específicos
Ester Egea Cuevas, graduada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, recomienda practicar deporte en el embarazo, ya que ayuda, según explica, a controlar el aumento de peso, mejora la circulación, reduce el riesgo de diabetes gestacional y favorece el bienestar físico y emocional. “Una mujer sedentaria debe comenzar con ejercicios suaves y progresivos, priorizando la técnica y el control postural. En cambio, una mujer deportista puede continuar con su actividad, ajustar la intensidad y evitar ejercicios de alto impacto o que impliquen riesgo de caídas”, asegura.
Egea ofrece algunas recomendaciones de ejercicio para cada trimestre de gestación:
- Primer trimestre (0-12 semanas): En esta etapa, muchas mujeres pueden experimentar fatiga, náuseas y cambios hormonales. Se recomienda mantener actividad física moderada si ya se realizaba antes del embarazo, con entrenamiento de fuerza sumado a caminar o nadar. También es recomendable ir incluyendo ejercicios de respiración y suelo pélvico, a no ser que la embarazada no se encuentre muy bien. Lo fundamental es respetar sus tiempos.
- Segundo trimestre (13-27 semanas): Es el momento ideal para fortalecer el cuerpo. Se pueden incluir ejercicios de fuerza (dependiendo de la condición de la mujer se trabajará de una forma u otra), con trabajos de estabilidad, de abdomen (con ejercicios específicos para embarazadas) y de movilidad, así como ejercicios específicos para el suelo pélvico y la postura. Es importante evitar ejercicios en posición supina (boca arriba) porque pueden afectar la circulación.
- Tercer trimestre (28-40 semanas): Aquí el objetivo principal es mantener la movilidad y prepararse para el parto. Se recomienda reducir la intensidad en el ejercicio de fuerza si así lo necesita la mujer, otras pueden seguir hasta el final del embarazo y enfocarse en ejercicios de respiración, estiramientos suaves, movilidad de la pelvis y fortalecimiento del suelo pélvico. Caminar sigue siendo una excelente opción, pero a veces, por el peso del bebé, si no se controla el tiempo y la intensidad puede generar molestias, así que tampoco hay que abusar de caminar.
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