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Lecciones de Portugal para España: la coalición se aferra a su agenda social frente a la ola ultra

La clave es tener el Gobierno y usarlo con reformas progresistas, y una izquierda más unida, explican en el Ejecutivo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Fundación Cotec, Cristina Garmendia, y otros ministros este lunes en un acto en Madrid. Foto: Jesús Hellín (Europa Press)

Hasta no hace tanto tiempo, las elecciones de marzo de 2024, la península Ibérica era una isla progresista dentro de una UE cada vez más volcada a la derecha. Pedro Sánchez y António Costa, aliados y amigos, presumían de eso en Europa, y comparecían juntos a menudo, sobre todo aquel día en que lograron la excepción ibérica en una tensa cumbre de la UE. Pero Costa, que en 2022 había ganado con el 41% de los votos y tenía mayoría absoluta, dimitió en 2023 por una investigación de la fiscalía que después los jueces desautorizaron por completo, y desde entonces los socialistas no paran de caer y la extrema derecha de subir.

Los comicios en Portugal de este domingo han rematado ese giro que empezó en las parlamentarias de hace poco más de un año y ahora España es cada vez más una especie de gran excepción en la UE y en el Gobierno se preguntan qué lecciones se pueden extraer del país vecino, que siempre ha tenido una historia política similar a la española: ambos salieron a la vez de sus dictaduras fascistas los setenta, entraron juntos en la UE en 1986, han vivido años de bipartidismo estable y fueron los últimos europeos en ver explotar a su propia ultraderecha. Y la respuesta de varios del Ejecutivo consultados es coincidente: España es diferente precisamente porque la izquierda sigue en el Gobierno y desde ahí puede mantener sus políticas progresistas.

“Costa fue víctima de un caso de law fare de libro. Nunca debió dimitir. Tanto es así que es presidente del Consejo Europeo, porque su trayectoria es intachable. Pero cedió a la presión y eso hundió a su partido, que no ha resuelto la sucesión. Portugal demuestra que, como siempre dice Sánchez, la mejor manera de frenar a la ultraderecha es desde el Gobierno con políticas progresistas. Ir a elecciones teniendo la mayoría absoluta fue un error clarísimo”, resume un ministro. En Portugal, al contrario que en España, eso no lo decide el primer ministro, sino el presidente de la república. Pero fue la dimisión de Costa lo que abrió la puerta a esas elecciones que hundieron a la izquierda.

Otros ministros se escandalizan por el hecho de que para los socialistas, un escándalo de corrupción que luego quedó en nada y la salida de Costa supusiera una caída de 20 puntos, mientras que para el primer ministro de centroderecha, Luis Montenegro, un caso claro de conflicto de intereses con una empresa familiar suya, que está en el origen del adelanto electoral, no haya tenido apenas desgaste, porque ha subido en votos y escaños.

El Gobierno es muy consciente de que la ola de derecha y ultraderecha que arrasa en casi toda Europa puede llegar a España también en las próximas elecciones, previstas para 2027. Pero Sánchez y su equipo de máxima confianza están convencidos de que España se adelantó a este debate en 2023 y lo resolvió con una respuesta clara: una movilización extraordinaria de los progresistas y también de nacionalistas para evitar que hubiera un Gobierno de PP y Vox.

Aunque Sánchez apele constantemente a esa batalla de 2023 para mantener ese empuje movilizador, en La Moncloa saben que eso no basta para frenar esa corriente de fondo en todo el mundo. Por eso, tanto en el PSOE como en Sumar, y especialmente estos últimos, insisten en que la única manera de cambiar lo que parece un curso ya marcado por la historia es profundizar la agenda social, multiplicar las reformas, sacar adelante medidas que cambien realmente la vida de los ciudadanos para romper el mensaje de la ultraderecha que habla de Estado fallido, de estafa de los impuestos, de una democracia que no da soluciones. Portugal sirve así como un acicate para el Gobierno para reforzar su discurso frente a la ultraderecha y también su agenda social, aunque muchos ministros insisten en que la situación no es comparable precisamente porque en España la izquierda está en el poder y Sánchez tiene un liderazgo fuerte, al contrario de lo que sucede en los socialistas portugueses, donde su secretario general, Pedro Nuno Santos, ha dimitido la misma noche electoral. “Lo que sí tomamos nota es que no basta con los datos, no basta con hacer buenas políticas, vivimos un momento de política de sentimientos y la izquierda también tiene que jugar ahí, hay que conquistar a los ciudadanos con proyectos ilusionantes”, sentencia otro miembro del Ejecutivo.

Hay otra lección importante que viene de Portugal y no es para los socialistas, sino para lo que hay a su izquierda. En 2021, tanto el Partido Comunista como el Bloco de Esquerda eran muy poderosos, y gobernaban sin ministros pero con apoyo externo y mucha influencia. Pero tumbaron los Presupuestos de Costa, que decidió ir a elecciones para lograr la mayoría absoluta y lo consiguió. Desde entonces, ambos están en caída libre. Según analizan diversos del Gobierno y de los partidos fuera del PSOE, la izquierda portuguesa, pese a su debilidad, se acerca en conjunto al 10%, una cifra nada desdeñable, que es habitual en Europa, y similar a la que augura en este momento 40dB. para Sumar y Podemos conjuntamente, pero, sin embargo, ha ido dividida en tres facciones y eso la ha llevado a unos irrelevantes 10 escaños en total (6, 3 y 1), menos del 5% de los 230 diputados totales.

El descalabro ha provocado varias reflexiones en la llamada izquierda alternativa española. Y en general, no ha servido más que para reforzar cada una de las tesis que defiende ya cada partido. En palabras del coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, que este lunes cumple un año en el cargo, el resultado “obliga” a las organizaciones a “hacer los deberes para construir una alianza amplia como la de julio de 2023”, cuando una quincena de fuerzas políticas se presentaron juntas bajo la marca Sumar. “Tenemos una responsabilidad con Europa”, añadió, “la fragmentación ha llevado a que las tres sean prácticamente irrelevantes en términos de aritmética parlamentaria y esto debe invitarnos a la reflexión”. Maíllo llama a “evitar” que un escenario similar se dé en España y reclama “extraer lecciones”. “Ante un avance de propuestas políticas autoritarias, debemos construir un proyecto de esperanza que ponga pie en pared” a estos programas, abogó en rueda de prensa.

Escuetamente, Jaume Asens, eurodiputado de Catalunya en Comú (partido que forma parte de la coalición de Gobierno), expuso en redes sociales a primera hora un análisis idéntico. “Portugal nos lanza una advertencia: cuando la izquierda se fragmenta y se aleja de la gente, gana la resignación… o la extrema derecha. Lección urgente para quienes estamos a la izquierda del PSOE: unidad, audacia y calle. O irrelevancia”, concluye.

Desde Movimiento Sumar, una de sus coordinadoras, Lara Hernández, centró su intervención en defender la necesidad de “cuidar” la que es ya una “excepción en Europa”, dijo en referencia al Gobierno y a sus políticas. En opinión del partido creado por Yolanda Díaz, el Ejecutivo no puede “conformarse con resistir” sino que está “obligado” a “poner encima de la mesa” una agenda progresista “ambiciosa”. La receta contra lo que definen como “internacional reaccionaria” es, por tanto, la reducción de la jornada laboral, la bonificación permanente del transporte público, una reindustrialización verde o la prestación universal por crianza, citó a modo de ejemplos.

Después de una semana en la que Podemos ha elevado el tono contra los partidos del Ejecutivo, Hernández evitó hacer llamamientos a la unidad, algo que también estuvo ausente en el discurso de los de Ione Belarra. Muy al contrario, su portavoz, Pablo Fernández, volvió a situarse a la contra de la coalición. “En nuestro caso tenemos que hacer crecer las fuerzas de la paz, porque en España hay millones de personas que se oponen al régimen de guerra, al rearme, al incremento exacerbado del gasto militar... (…) transformar esa fuerza social en una fuerza electoral que consiga dar un giro copernicano a las políticas que está llevando a cabo el Gobierno de España”, sostuvo de nuevo en rueda de prensa el secretario de Organización, informa Álvaro Ruiz. En su papel de tertuliano en RNE, el exvicepresidente Pablo Iglesias también reconoció que, a tenor de los resultados en Portugal, hay “muchas razones para estar preocupados”. “O la izquierda asume el terreno de la batalla cultural contra la derecha o, si no, la ultraderecha se va a ir reforzando en todos los países”, concluyó.

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