Los jóvenes del Paro Nacional de 2021 se quejan del Gobierno de Petro: “Si nos quieren tener en las calles otra vez, cumplan, carajo”
Un grupo de Bogotá increpa al ministro de Trabajo por la violencia policial y la falta de avances en la liberación de manifestantes judicializados


Unos 10 jóvenes parecían indiferentes en la tarde del jueves al discurso del ministro de Trabajo de Colombia, Antonio Sanguino, en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Estaban enfrascados en sus propias conversaciones, a un costado del escenario, mientras el funcionario defendía la consulta popular que promueve el Gobierno de Gustavo Petro para sacar adelante sus reformas sociales. Sin embargo, la tensión se hizo evidente en cuestión de minutos. Cuando Sanguino se bajó de la tarima para retirarse, los jóvenes lo rodearon. Le reclamaron por la represión policial y por compañeros que participaron del Paro Nacional de 2021 y siguen presos, pese a las promesas del Ejecutivo de liberarlos. “¿Por qué nos dejaron botados?”, exclamó uno de ellos.
El funcionario intentó manejar la situación. “Soy ministro del Trabajo, no del Interior”, respondió. “Hagamos una cita”, agregó. Su incomodidad era evidente. Los jóvenes expresaban su rabia e indignación y apenas lo dejaban hablar. “Soy ministro hace dos meses”, intentó una última vez, antes de retirarse con sus escoltas. El concejal petrista Jorge Cuesta calmó los ánimos. Pidió a los jóvenes que entendieran que el Congreso y la Corte Constitucional hundieron y tumbaron, respectivamente, dos iniciativas gubernamentales que buscaban la liberación de manifestantes del estallido social de 2019 y del Paro Nacional de 2021. También les prometió que les conseguiría una reunión con Sanguino y otra con el ministro de Justicia encargado, Augusto Ocampo. Aunque se calmaron, dejaron en claro que sus expectativas son bajas: “A este Gobierno le quedan ocho meses. Después vienen las elecciones”.
Los jóvenes llegaron a la Plaza de Bolívar desde la localidad de Kennedy, en el sur de Bogotá, para participar del cierre del paro nacional que las centrales obreras convocaron el miércoles y el jueves en apoyo del Gobierno y sus reformas. Contrastaron con los demás participantes desde el primer momento. Mientras los sindicalistas y los políticos se subieron al escenario a elogiar al Ejecutivo y cuestionar al Congreso, ellos optaron por usar su espacio para también visibilizar sus propios reclamos. Dos voceros, con los rostros cubiertos, dijeron que se sentían olvidados pese a que el Paro Nacional que lideraron en 2021 fue clave en la elección de Petro como presidente un año después. “Si nos quieren tener en las calles otra vez, cumplan, carajo”, dijo uno de ellos en un giro de guion que no aparece en el texto que luego difundieron. “Los de los sindicatos no son los que ponen la vida, somos nosotros”, agregó.

Hay varios reclamos, definidos en un encuentro previo la noche anterior en Kennedy —o Techotiva, el nombre ancestral con el que los jóvenes se refieren a la localidad—. Uno de ellos es que, de acuerdo a sus conteos, “hay 32 personas siendo injustamente judicializadas” por sus actividades durante las protestas de 2019 y 2021. Otros son que las investigaciones por 169 asesinatos apenas avanzan en la justicia y que la promesa de crear una Comisión de la Verdad para el estallido social nunca se cumplió. El más coyuntural es el de los cambios apenas perceptibles en las dinámicas de violencia policial que el presidente prometió erradicar: los jóvenes aseguran que la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO) los reprime de la misma forma que lo hacía el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD).
La coyuntura echó leña al fuego. Los jóvenes provenientes de Kennedy denunciaron que la Policía los reprimió la noche anterior durante las actividades del paro en apoyo al Gobierno. Hubo incidentes en Usme, el portal Las Américas, Suba, Usaquén. Los jóvenes sostienen que tienen derecho a cortar vías para manifestarse y cuestionan a la Policía por sacarlos por la fuerza de lugares como la Avenida de Las Américas, un corredor vial que conecta a más de un millón de habitantes de Kennedy y la vecina Bosa con el centro. La Alcaldía de Carlos Fernando Galán los acusa de actos vandálicos y de alteraciones al orden público.
Un nuevo incidente
Tras los reclamos a Sanguino, los jóvenes comentaron a este periódico que la mayoría de sus compañeros desistió de participar en el acto de cierre en la Plaza de Bolívar. Contaron que los enfrentamientos del día anterior los dejaron con miedo de nuevas acciones de violentas. “El Gobierno nos convoca a un paro nacional para apoyar la reforma laboral, pero no hay garantías para participar [sin que haya violencia policial]”, dijo uno de ellos. Los temores contrastaban con el ambiente festivo que se vivía en la Plaza: los demás participantes vivaban al Gobierno, abucheaban al Congreso y todo parecía transcurrir con tranquilidad.
En cuestión de segundos, el ambiente cambió y las preocupaciones se hicieron realidad. Un policía interrumpió la entrevista con este medio, a metros del escenario, cuando los jóvenes denunciaban las condiciones precarias de sus compañeros en las cárceles y afirmaban que el Gobierno los usó. “Contaban con nosotros para conseguir votos. Ahorita prefieren hacerse con los sindicalizados, saben que los sindicatos son adeptos...”. En ese momento, el agente solicitó una requisa, sin dar ninguna explicación, y los jóvenes se negaron.
La tensión comenzó a subir. “Soy policía nacional”, exclamó el hombre, vestido de negro e identificable como autoridad solamente por una credencial. “Somos el constituyente primario [el pueblo]”, respondió un organizador del encuentro que intentó ayudar a los jóvenes. “Si no tienen nada que esconder, ¿por qué se niegan a una requisa?”, insistió el agente. En segundos, aparecieron otros tres policías que sí vestían un uniforme.

Pareció, por unos segundos, que la discusión escalaría a un enfrentamiento violento. Pero el policía recalculó y, de un momento a otro, dijo que desistía de la requisa porque los jóvenes se habían negado. Para entonces, varias decenas de participantes del cabildo rodeaban a los uniformados. El concejal Cuesta se acercó a decirles que debían respetar unos acuerdos alcanzados antes del paro. La multitud, en tanto, los abucheó hasta que se fueron en motocicletas. “Fuera de mi barrio”, “asesinos”, “hijos de puta”.
Cuesta se ofreció a acompañar a los jóvenes a Transmilenio, el sistema de transporte masivo de Bogotá, cuando terminara el cabildo abierto que seguía en curso. Ellos, preocupados por un nuevo encuentro con la Policía, no lo esperaron y se fueron en cuestión de segundos. El político, mientras tanto, cargó contra la Alcaldía en conversación con este periódico. “El presidente ordenó que la fuerza pública no atacara a los manifestantes. La responsabilidad de actos como el de ayer es del alcalde, Carlos Fernando Galán, que ordenó la utilización de la fuerza pública, violando la orden presidencial”, dijo. Aseguró, además, que el Ejecutivo intentó cumplir sus compromisos con los jóvenes de las protestas de 2019 y 2021: “Nuestra bancada presentó un proyecto de ley que era una especie de indulto. Pero el Congreso lo hundió (...). El presidente ganó el Gobierno, no el poder”.
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